Fuente. http://www.lanacion.com.ar/1837608-en-la-radio-y-en-la-vida-la-interaccion-es-la-clave
Nora Perlé, una de las voces femeninas más sugestivas de la radiofonía, pertenece a esa generación de locutoras que se distinguieron por su forma de expresarse, su dicción impecable, su tono de voz y un singular estilo siempre imitado, nunca igualado.
Con más de 40 años de trayectoria, por estos días cumple 14 años ininterrumpidos con el programa Canciones son amores, que se emite los sábados y domingos de 21 a 1, por Mitre (AM 790), ahora acompañada por Eduardo Morino.
Recibe en su departamento, que tiene también su cálida impronta, con su caniche Homero y lleno de cuadros pintados por ella misma, vocación que despunta desde hace más de tres años. Y dice: "Amo mi trabajo. Trabajo desde la ternura y el respeto por el otro, por el escuchador. En mis encuentros de radio no hay procacidades. Cuido muchísimo mi lenguaje, he tratado de crecer en esa dirección y en conocimientos. Hago hincapié en los grandes escritores, los grandes poetas. Me nutro de ellos. Y la música no hace otra cosa que redondear. Ya hace 14 años que estoy haciendo Canciones son amores en Mitre, donde me siento como en casa, con total libertad. Me instalo y me acompaña esa gente adorable, que me sigue en todo lo que abordo".
-Fuiste referente de esas voces que en una época se describían como "ratoneras".
-Sí, se decía que eran voces "ratoneras", pero era un error. La única que podía serlo era la voz de Nucha Amengual, una fiera delante del micrófono. También estaban Betty Elizalde y, un poco más tarde, Graciela Mancuso. Yo venía en otra línea, en la Lolita, en la muchachita "yo no sé, pero imagino", con una voz un poco más aniñada. En aquella época, creo, me faltaban graves, y eso hacía que la gente acusara recibo de la imagen de una niña que decía cosas muy hermosas, muy románticas, con la poesía siempre presente.
-Está presente incluso ahora.
-Sí, en la columna de poesía de Canciones son amores comparto la obra de los mejores poetas, incluso los actuales. Y en materia musical no perdemos de vista los clásicos, aunque no dejo de darme gustazos modernos. El programa es ecléctico e implica muchas cosas: los recuerdos pasan por el corazón. Es como los perfumes, que generan recuerdos de lugares, de personas. Y la melodía es un poco eso: como el olfato, esa sensación, esa percepción de la gente que ha vivido y recupera la memoria. En definitiva, la intención es rendir tributo a la cultura. Me emociona que Argentores, el 19 de noviembre, me brindará un tributo a mi labor y trayectoria en su ciclo Noches de Radio.
-¿Cómo responde la audiencia?
-Yo estuve pasando un momento delicado de salud estos últimos meses y el amor de la gente ha sido increíble. He recibido mensajes entrañables, de gente que realmente estaba orando por el otro, y he tenido la valiosa colaboración de Eduardo Morino, "Lalo", una joya y una incorporación muy importante, con gran talento. Él entendió, como yo, que la radio es el mejor medio para acompañar. El tema es comunicarse de verdad, interactuar. La radio es ese juego maravilloso en el que el escuchador te hace a su imagen y semejanza y te acepta o rechaza. Fui fiel a mi estilo, y eso es peligroso, porque podés llegar a aburrir. Toda generación tiene su riqueza, y el ida y vuelta te retroalimenta, te ayuda a darte cuenta cuando estás fuera de lugar. Escucho mucho. Es un error pensar que la juventud o la experiencia son imprescindibles y excluyentes. Tiene que haber una interacción, porque la vida es interacción.
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