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Alfaguara publica la 'Poesía completa' del escritor argentino, un corpus que mantuvo casi oculto en vida y al que se añaden ahora el libro inédito 'Fábula de la muerte', escrito en 1941, y 23 poemas sueltos
"Sólo en sueños, en la poesía, en el juego -encender una vela, andar con ella por el corredor- nos asomamos a veces a lo que fuimos antes de ser esto que vaya a saber si somos", escribió Julio Cortázar (1914-1984) en su seminal "contranovela" Rayuela.
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Una cita que condensa las claves de la original y magistral obra del escritor argentino: el mundo onírico -que tanto lo emparenta con Borges, por más que sean tan distintos-; la idea radical de juego, al que se refiere siempre con la misma seriedad con la que lo hacen los niños; y la poesía, género que cultivó desde muy joven y siempre fue esencial para él, si bien su decisión de esconderla a la visión del público durante décadas ha convertido esta producción en lo menos transitado de su obra.
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"A pesar de que su poesía ha quedado en segundo plano, lo cierto es que Julio nunca dejó de escribir poemas, y que fue un poemario, Presencia, lo primero que publicó", asegura la catedrática de Literatura Hispanoamericana en la Universitá di Roma La Sapienza Rosalba Campra, autora del prólogo de Poesía y poética (Galaxia Gutenberg, 2005), IV tomo de las Obras completas de Cortázar dirigidas por su amigo Saúl Yurkievich y hasta hoy referencia canónica de su lírica. "A Cortázar le tenemos que agradecer esa vindicación del asombro constante ante la realidad, su capacidad de encontrar una historia en todo lo que vemos y de reírnos, incluso, con lo más dramático. En su poesía destaca el descubrimiento de las palabras como elementos reveladores de la esencia de las cosas", destaca su compatriota, que cuenta: "ya de niño, escribía versos, aunque no fue hasta la edad adulta cuando llegó a su verdadero nombre de poeta".
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La catedrática afirma que no le sorprende la aparición de inéditos pues "a lo largo de su vida, Julio dejó un rastro de servilletas y papeles sembrados de versos. Su poesía no escapa del desorden que preside el resto de su obra. Entendía la poesía como una fuerza desordenadora de la realidad, una manera de explicarla de otra forma, por eso, pensaba, la poesía no se puede confinar a un libro, a un espacio", explica. "Para él, la fuerza desordenadora de la poesía es comparable a la fuerza desordenadora del amor".
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Un hallazgo inesperado
Amor, exilio y muerte, los grandes temas de su literatura, son los temas que descollan en un corpus poético en el que pretende ahondar la editorial Alfaguara, que el próximo 6 de marzo publica la Poesía completa del argentino, una edición que recoge la totalidad de la obra seleccionada por Yurkievich -los poemarios publicados por Cortázar: Presencia, Pameos y meopas y Salvo el crepúsculo, y un gran número de piezas sueltas o incluidas en obras de narrativa y teatro- añadiendo, además, varios inéditos: un nuevo libro, Fábula de la muerte, y 23 poemas sueltos también desconocidos hasta el momento.
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"La lectura de la poesía de Cortázar ofrece, sin duda, una visión más amplia y más rica de su impresionante obra narrativa», opina el poeta, traductor y crítico literario Andreu Jaume, editor de este volumen, que explica cómo se produjo el hallazgo de estos poemas inéditos que realizó el catedrático de Literatura Española en la Universidad de Zaragoza Jesús Rubio Jiménez investigando para su libro Julio Cortázar y Daniel Devoto: Historia de una amistad (de próxima publicación y que incluye otro tipo de inéditos narrativos y ensayísticos y cartas desconocidas, además de manuscritos originales de otras obras), un relato de la relación de varias décadas entre ambos escritores.
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"Consultando el Fondo Daniel Devoto y María Beatriz Valle-Inclán [esposa del escritor y editor e hija del famoso dramaturgo español], que está en la Fundación Lázaro Galdiano de Madrid, Rubio Jiménez descubrió una serie de inéditos y, lo más importante, un libro íntegro, Fábula de la muerte, escrito en 1941 a raíz del fallecimiento de su amigo Alfredo Enrique Mariscal, y que tiene una vibración y una sonoridad como del Siglo de Oro".
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Y pone un ejemplo, declamando: "Accede al silencio que te envuelve / sus raíces de hielo. Desnudarte / de muerte en mi recuerdo, eternizarte / con la gracia que en mármol se resuelve. // ¡Así, feliz y jubiloso, vuelve / desde un pasado que tu luz comparte! / Guardarte así, clavel, dulcísimo arte, / que tu imagen más pura me devuelve. // Para siempre. Conmigo tu alegría, / el brinco, el gesto azul, la travesura, / el tiempo llora en vano ante esta puerta. // Conmigo hasta el final, cuando una vía / conduzca por la tarde mi espesura, / donde yace tu espesura muerta". El poemario está firmado con el pseudónimo de Julio Denis, uno de los muchos que usó y con el que también publicó su primer poemario, la colección de sonetos Presencia tres años antes.
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Entre el clasicismo y el simbolismo
Para Jaume, lo que revelan estos inéditos, algunos fechados a lo largo de los años 50 y 60, y especialmente los 10 poemas del citado libro, son las influencias y gustos del escritor, que fueron cambiando con el tiempo. "En Cortázar siempre es muy importante la influencia francesa, prácticamente su segunda lengua. Se intuyen ecos de Verlaine y de Rimbaud, pero también de clásicos como Ronsard y Du Bellay, que cultivaron la importancia del metro y la rima. Si su prosa era completamente ajena al clasicismo, en poesía era muy tradicional, su forma preferida era el soneto y algo el endecasílabo", explica.
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También está presente en el escritor la tradición latina y la española, pues el citado Fábula de la muerte se abre con una cita de Garcilaso y Cortázar siempre se declaró gran lector de contemporáneos como Salinas y Cernuda, a quienes dedicó comentarios entusiastas. En cuanto a los temas, "además de la muerte, que impregnó toda su narrativa, Cortázar era un poeta del amor, un poeta que de pronto se enamoraba de una chica y le escribía una serie de sonetos o de poemas. En ese sentido, fue un trovador a la antigua», bromea Jaume.
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Junto a los ya citados, destacan los versos de Patria -«Patria de lejos, mapa, / mapa de nunca. / porque el ayer es nunca / y el mañana mañana.»-, que habla del exilio y está fechado en Roma en 1954; poemas reflexivos y más literarios como Las manos del poeta y Noche última o los simbolistas y juguetones Diario de viaje y Caperucita roja -«La licantropía de la abuela sólo ella la supo...»-.
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En lo que insiste el editor, que lamenta que el trabajo poético de Cortázar siga todavía oscurecido por sus "notables aportaciones narrativas", es en la importancia de esta poesía que, juzga, "para nada obedece a un impulso caprichoso y esporádico, sino que revela un trabajo serio y arduo con el lenguaje. Con razón, él se consideraba sobre de todo un gran artesano del sonido y decía que tenía una capacidad enorme para convertir en sonetos cualquier cosa, algo que reflejan estos versos", sostiene.
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Un fuego oculto
Por otro lado, Jaume considera que el escritor «no estaba seguro de su calidad como poeta, quizá por su clasicismo, pero en sus últimos años, cuando se lanzó a publicar esos dos poemarios se consideraba ya 'un viejo poeta', como él decía, porque había escrito poesía desde siempre, desde la adolescencia, aunque nunca la había publicado por considerarla una parte menor y oculta de su obra y de su vocación».
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Sin embargo, en este sentido, Jaume defiende que hoy en día, "pasado el tiempo y juzgada la obra de Cortázar en toda su perspectiva y en toda su riqueza, uno descubre que esta poesía, tanto los nuevos inéditos como toda en general, tiene una importancia más reveladora de lo que podría parecer, porque gracias a ella se entiende mejor de dónde vienen su imaginación narrativa y su lenguaje», insiste.
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Y, por ello, desea que su obra poética sea conocida como parte esencial de su peculiar e influyente literatura. "Cortázar como cuentista, como narrador, tiene una lengua muy particular y la poesía da una pista un poco de cuáles eran sus preocupaciones y sus fuentes de inspiración. Por ello creo que, aunque él llevara durante años en secreto esa otra faceta de su imaginación, es hora de darla a conocer ampliamente, pues ilumina como un fuego oculto la riqueza de sus conocidas ficciones".
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Por Andrés Seoane