Fuente: http://www.granma.cu/cultura/2014-09-23/confluencias-de-la-poesia
El diálogo vivo entre poetas de diversas generaciones, a partir tanto de sus obras como de reflexiones sobre el acto creador, volvió a animar por estos días el espacio Confluencias, concebido de conjunto por la Asociación de Escritores de la UNEAC, el Instituto Cubano del Libro y la Asociación Hermanos Saíz.
En la sala Martínez Villena, de la sede de la organización de los escritores y artistas cubanos, el nuevo punto de partida de esta necesaria y agradecida iniciativa, fue protagonizado por Roberto Fernández Retamar y Sergio García Zamora.
Laureado con el Premio Nacional de Literatura, y considerado como uno de los poetas mayores de la Isla, jerarquía que comenzó a conquistar hacia la medianía del siglo pasado cuando publicó Elegía como un himno, Retamar leyó textos antológicos y llamó la atención acerca de una de las zonas de su creación, no siempre visibilizada por la crítica, en la que observa la singularidad irrepetible de determinados seres humanos.
Manifestó su alegría por compartir la velada con García Zamora, un joven villaclareño de 28 años, merecedor del Premio José Jacinto Milanés en el 2013 por La violencia de las horas, y del Premio La Gaceta de Cuba de la UNEAC en el 2014 por La condición inhumana, y a quien descubrió por una selección de versos publicada por la revista Amnios, que dirige Alpidio Alonso Grau.
García Zamora convenció al auditorio por la autoridad filosófica de su discurso y la autenticidad de un universo poético que elude modas y lugares comunes.
Entre los asistentes a esta jornada, conducida por el poeta y ensayista Jorge Ángel Hernández Pérez y que contó con el aporte instrumental del guitarrista Rodney Howard, se hallaba Miguel Barnet, presidente de la UNEAC.
Al introducir el encuentro, Alberto Marrero, presidente de la Sección de Poesía de la Asociación de Escritores, anunció que Confluencias, cuatro veces al año, pretende crear vasos comunicantes entre poéticas diversas sustentadas en el más alto rigor y un público que siente la poesía como elemento imprescindible de la vida espiritual.