Fuente: http://portaldeculto.cl/dia-de-la-poesia/
Hace algunas semanas en España, el colegio de doctores de la Universidad de Alicante entregó al poeta Raúl Zurita un doctorado Honoris Causa por los aportes que hace su poesía al idioma y a las artes en general.
Por medio de sus letras, argumentaba la autoridad académica, es posible conocer un paisaje geográfico y simbólico de Chile, conocer el doloroso tránsito por la historia del país, así como el esfuerzo humano por superar el sufrimiento y labrar un futuro diferente.
Esto no ha de extrañarnos, ya que es la poesía la que ha logrado poner a nuestro país en el imaginario mundial. Por supuesto que Pablo Neruda sigue siendo el referente más conocido, pero quienes llegan a su obra pronto descubren lo complejo de nuestro paisaje literario.
Descubren a Gabriela Mistral y a Nicanor Parra, y se asombran de la amplitud del registro poético que este angosto país ha sido capaz de construir, pero no saben que eso es nada más que la superficie.
Nosotros mismos en Chile a veces olvidamos la riqueza y variedad de nuestra tradición poética. Olvidamos, por ejemplo, la aguda sensibilidad de Carlos Pezoa Véliz, que décadas después siguió trabajando otro poeta como Jorge Teillier. Olvidamos por ejemplo una poeta de elevada inteligencia, como la recientemente fallecida Cecilia Casanova o la voz estoica de Carmen Berenguer.
Tampoco ponemos atención a los pueblos originarios, a un río de poesía mapuche que se ensancha gracias a la cantidad de autores que lo nutren y sobretodo se trata de un río que ruge gracias a la potencia poética que aportan las mujeres, pienso en Maribel Mora, Graciela Huinao o Ivonne Coñuecar y sé que se me quedan cientos de nombres afuera.
Hoy sábado 21 de marzo se celebra el Día Internacional de la Poesía. Para conmemorar esta fecha es necesario rescatar no solo los grandes nombres de nuestro canon literario, también hay que recordar aquellos autores que no tienen un sitial de exposición mundial, pero que su arte sigue siendo significativo, tanto para su comunidad, como para revitalizar la tradición. Por ejemplo, un Andrés Sabella para el norte de Chile, un Óscar Castro para el centro y para el extremo austral, hasta la propia Antártica, el poeta Juan Pablo Riveros.
Por supuesto que hay más ejemplos y más territorios y comunidades con sus poetas. Nuevamente quedan autores de calidad fuera de la lista.
Lo que quiero señalar es que la poesía en nuestro país no es solo un arte o un oficio literario, sino que es también una forma de comprender el mundo, una manera de interactuar con la realidad y con el conocimiento.
Por esta razón me alegra saber la cantidad de postulantes que envían sus poemas para las becas de creación y premios que entrega el Fondo del Libro del CNCA. Me asombra también el número de obras inéditas que postulan a los concursos literarios. Todas estas obras y proyectos son poemas que aún no han salido a la luz, que no han pasado por una editorial y que lo más probable solo han circulado por pequeñas comunidades.
Esto da cuenta de una fuerza latente que pulsa constantemente en Chile, que se manifiesta desde la oralidad a la escritura, desde el papel impreso hasta en la gestualidad de los cuerpos. La poesía ha inventado muchas veces a su propio país que también se llama Chile, como el descrito en La Araucana de Alonso de Ercilla o bien los sucesos relatados en las décimas del poeta popular Bernardino Guajardo, o la historia reciente de Chile en los poemas de José Ángel Cuevas o Gonzalo Millán.
En sus palabras vemos un espejo de lo que somos, un reflejo de la historia del sufrimiento o de nuestros sueños. La poesía hace de este angosto país un territorio amplio donde cabe la visión de todos. Les agradezco a todas y todos los poetas por su dedicación, por hacer de nuestra lengua un campo tan próspero.
por Claudia Barattini