En su poemario ‘Mala conciencia’, la autora argentina indaga en los efectos del paso del tiempo con una mirada filosófica.
Ana Llurba (Córdoba, Argentina, 1980) es narrador, poeta e investigadora. Su libro más reciente es el poemario Mala conciencia (Letraversal), donde indaga en los efectos del paso del tiempo con una mirada filosófica.
¿Qué libro la convirtió en lectora? Algunos clásicos que no entendí a la primera lectura, pero descubrí un placer extraño en esa incomprensión precoz (como El Decamerón, que me pareció re erótico hot o Frankenstein, que es más romántica metafísica que de terror).
¿Y en escritora? Cuentos de la selva, de Horacio Quiroga.¿Qué aprende una narradora escribiendo poesía? ¿Y viceversa? A prestar más atención al lenguaje y que cuanto menos palabras, mejor.¿Cuál es la mejor crítica que ha recibido? Mi colega Aloma Rodríguez me dijo una vez que mis cuentos le parecían un poco “gamberros”.
Es una palabra muy peninsular que me encanta.¿Y la más extravagante? Las lecturas literales, donde se nota la falta de comprensión lectora.
¿Qué libro ajeno le habría gustado escribir? Uf, muchos.¿Cuál ha sido el último que le ha gustado? Optimismo cruel, de Laurent Berlant, en ensayo.
Y Mal comportamiento, de Mary Gaitskill, en narrativa.¿Uno que no lograra terminar? Muchos.
Pero no querría desalentar a nadie. Soy muy impaciente.¿Y el que tiene abierto ahora mismo en la mesilla de noche? El foso de Mabuyá, de Erick J. Mota, por recomendación del crítico y editor colombiano Rodrigo Bastidas.
¿Qué película ha visto más veces? Muchas. Ahora mismo, Furiosa, de G. Miller. Estoy en un bucle de goce pesimista.
Espero que se me pase pronto. Otra que vi dos veces es Do Not Expect Too Much from the End of the World, de Radu Jude.
Es una comedia negra loquísima.¿La última serie que vio del tirón? Hacks, con Jean Smart y Hannah EinbinderSi tuviese que usar una canción o una pieza musical como autorretrato, ¿cuál sería? Running Up that Hill, de Kate Bush.¿La que suena en bucle en su cabeza? Milanesa al pan, de Juan Wauters.¿En qué museo se quedaría a vivir? El de Ciencias Naturales de Nueva York.
¿Qué suceso histórico admira más? El Cordobazo, porque desde chica escuché muchos relatos épicos sobre cómo era en los sesenta Córdoba, Argentina, la ciudad en la que me crie.
¿Qué encargo no aceptaría jamás? He trabajado de todo, hasta de ghostwriter. Es muy raro que diga que no a un encargo.¿Qué está socialmente sobrevalorado? La visibilidad en redes sociales.¿A quién le daría el próximo premio Cervantes? A Dillom.
De no ser escritora le habría gustado ser... Uf no sé. Es que a mí me gustan mucho la lectura y los libros en general. Sería una de las tantos otros oficios superpuestos con eso: lectora, editora, investigadora, librera, etc.
Por BABELIA