Fuente: https://rondasomontano.com/alvaro-alcaine-premio-poesia-joven-antonio-carvajal/
La cantera poética de Barbastro ha dado un nuevo autor, Álvaro Alcaine Rueda, que el pasado 26 de septiembre ganaba el XXVII premio de Poesía Joven ‘Antonio Carvajal’ convocado por el Ayuntamiento de Albolote (Granada) con su poemario ‘Todos los días veo una rotonda y pienso’.
La obra se impuso a los quince originales presentados. Álvaro nació en Zaragoza, pero se siente de Barbastro, localidad donde reside, y trabaja como profesor de Lengua y Literatura en el IES Mor de Fuentes de Monzón. A sus 23 años va a ver publicado su primer libro con ‘Hiperion’.
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¿Cómo fue la idea de presentarte a un premio y desde cuánto hace que escribes, porque uno se presenta a los premios cuando ya tiene una solvencia, o no?
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Siempre digo que es un tanto complicado radicar un punto exacto sobre cuándo empecé a escribir, pero digamos que mi conciencia poética, por así decirlo, surge sobre todo, en Segundo de Bachillerato cuando leí ‘Romancero gitano’ de García Lorca, e hice un primer intento por hacer una especie de imitación, bastante mala por cierto, pero ahí estaba el germen y la génesis de lo que luego iría desarrollando más, en mis años como estudiante de Filología en la carrera.
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Ahí es donde empecé a interesarme mucho más por el género poético. Al principio era muy clasicón lo que escribía, iba ordenando algunas cosas para dejarlo en pseudopoemarios hasta que llegué a ‘Todos los días veo una rotonda y pienso’ que es una liberación de todas esas cosas clásicas y un salir del encorsetamiento del metro y de la rima, y hacer algo más vanguardista, que me apetecía mucho. Una de las cosas que más me gustan del poemario es que tiene una génesis pedagógica porque el año pasado, cuando estaba en las prácticas del máster de profesorado, yo di clase sobre la poesía vanguardista. Entonces mi objetivo era escribir cuatro poemas con el estilo de cada uno de los movimientos de vanguardia para enseñárselos a los alumnos y que viesen las características claramente, con algo que yo había escrito. Me hacía ilusión y así empecé a escribir más y más, y me iba gustando el resultado que iba quedando. Nunca les llegué a enseñar los poemas y me hubiese hecho ilusión que los hubiesen leído. No saben que este poemario surge realmente hacía ellos y en cierta medida se los debo.
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Has conseguido tu propósito porque el jurado ha valorado la originalidad y la audacia de este poemario.
Para mí no deja de ser muy extraño, aun cuando se me dice que he ganado el premio nacional Antonio Carvajal. Siento como que es algo ajeno a mí, que no me está sucediendo y digo ‘están hablando de otro que se llama exactamente igual que yo y tiene exactamente la misma biografía que yo’. Es algo extraño, que una cosa con la que yo me he divertido tanto, yo en mi casa mirando desde la ventana, haya sido reconocido por un jurado de tan lejos.
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¿El poemario se va a editar?
Sí, y me hace muchísima ilusión porque lo va a editar Hiperión. Y, de verdad que no lo digo como cliché sino lo digo en serio: cuando estudiaba la carrera y me empezaba a interesar la poesía yo miraba los libros de Hiperión diciendo: ‘ojalá ver mi nombre aquí’. He leído muchos libros en esa editorial y además me encanta maquetar y todo el mundo editorial, y me gusta mucho esa línea que lleva Hiperión. Para mí, de repente es una explosión de emociones.
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Y además a los 23 años, ¿qué te va a quedar por hacer?
Ya, yo a veces lo pienso y se lo digo a la gente: ‘yo por mí ya paro, ya he cumplido el sueño’. Ahora lógicamente pues lo que venga después nunca se sabe. Ahora no es tiempo de pensar en el después, pienso en el ahora, que aún no tengo ni el libro físico, y es una de las cosas que más ilusión.
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¿Qué has querido transmitir a través de una rotonda que nos puede parecer la cosa más mundana del mundo, qué temáticas exploras?
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Me gustan mucho todos esos poemas que tratan de poetizar cosas que no son a priori poéticas como puede ser una rotonda, por ejemplo. Una de las cosas que más gracia e ilusión me hace es que si tú buscas el título del poemario en internet ahora mismo están por un lado las noticias del premio y luego foros de cómo se coge una rotonda, que se han estrellado dos coches, … me encanta que se fundan ahí el Forocoches con la poesía. Es genial. Todo lo que vertebra al poemario es un individuo que está en su ventana, como condenado a estar siempre mirando -con todas las implicaciones poéticas que tiene – algo que siempre gira, que empieza y acaba en el mismo punto. En algún momento del poemario digo que todos los coches que yo veo, que realmente son un montón, para mí sólo es uno: la terquedad de todo el rato dar vueltas sobre lo mismo.
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El poemario está vertebrado por horas, poemas escritos por la mañana, por la tarde y por la noche. Hay crítica, entre comillas, a lo urbano, a la excesiva celeridad con que se mueven las cosas en la ciudad, al automatismo, a la alienación que nos vemos sometidos un poco cuando vivimos en una ciudad (me levanto, me quito las legañas, me bajo al bus, no me entero de nada, voy a la Universidad, vuelvo, …). Es una crítica a esa alienación desde un plano descriptivo. También juego con el tema de la ingravidez. Yo siempre desde arriba, desde el punto demiúrgico, por eso hay bastantes poemas en los que hablo de Dios, pero no de la religión católica, sino de un Yo-Dios, de lo que estoy viendo en la rotonda donde pivotan una serie de temas que quedan cuajados en poemas caóticos, con un punto de locura poética, poemas desbordados de cualquier tipo de métrica de rima, es un ‘me da igual, yo voy a escribir lo que me apetece’. Y creo que también es un buen espíritu, no encorsetarme en ciertas cosas.
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Ese es el espíritu de la nueva poesía y ¿el que conecta con la gente más joven?
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Es verdad que al ser un poemario tan vanguardista, porque estoy constantemente intentando estirar el lenguaje y romper las formas, creo que a un lector no avezado de poesía puede resultarle extraño, porque para todos la poesía son poemas de García Lorca o de Miguel Hernández, que son fantásticos pero que tienen una estructura y una rima. No existe un sólo un tipo de poesía. Por eso me alineo con los vanguardistas que, te pueden caer bien o mal, pero creo que lo que es innegable es que se lo pasaban bien, y ese era mi objetivo primordial a la hora de escribir, pasármelo bien y, luego que quede un resultado del que yo esté contento, pero sobre todo disfrutar.
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Participa también en el festival Barbitania, un buen escaparate literario.
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Es un inmenso honor desde que la coordinadora María Ángeles Naval me lo propuso. Ella era mi profesora de Literatura española actual. Recuerdo que preguntó si alguien era de Barbastro, y fíjate cuántas cosas me ha dado ser de aquí. Ya se lo he dicho muchas veces a ella y lo repito por aquí, le agradezco infinitamente las oportunidades que me ha dado y que me sigue dando porque ahora ya me propuso presentar el libro en la próxima edición de Barbitania. Es emocionante el haber entrado de una manera en este festival y ahora ver cómo, quizás, ya formó parte de esa nómina de escritores. Me suena rarísimo decir que soy un escritor o poeta, la verdad me resulta muy raro, quizás sea por la novedad, o no sé si algún día me llegaría a sentir un escritor o poeta.
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Por Ronda Comunicación